A partir de
lo visto en el vídeo se podría decir que, por mucho que a veces nos hagan creer
lo contrario, la escuela no está preparada para el respeto y la total
integración de estos niños aparentemente “distintos”.
A pesar de
todo, no sería correcto generalizar esto, ya que la mentalidad va cambiando
poco a poco con el paso de los años, y si es verdad que hasta hace poco la
reacción habría sido similar a la de los actores del corto, actualmente se
controlaría un poco mejor, especialmente restándole importancia al hecho y
evitando las burlas de los compañeros.
Para
mejorar este aspecto, la sociología nos brinda una serie de herramientas que
pueden resultar muy útiles en el aula de infantil. Una de ellas puede ser el rol
del docente, que se encuentra determinado por la posición que ocupa en la
estructura social. Como el docente es la figura ejemplar para los alumnos, debería
intentar mantener una actitud de tranquilidad y normalidad ante situaciones
como esta, para que el resto del alumnado no lo vea como algo raro o fuera de
lo normal, fomentando así el respeto a la igualdad y la integración.
En
cualquier caso, no es necesario escandalizarse ante un hecho como el mostrado
por el cortometraje, especialmente en esas edades, que es cuando comienza la
primera etapa de la socialización, en el que la familia juega un papel muy
importante y se genera un vínculo con las personas más cercanas al niño.
También comienza un proceso conocido como “control social”, en el que se nos imponen
unos límites y hay una prohibición continua y regulaciones. Este proceso no
debería ser tan estricto, ya que los niños hacen las cosas sin pensar,
probablemente porque quieren imitar a padres o hermanos, y no se le debería dar
tanta importancia, especialmente porque puede causar en los niño un etiquetaje
de por vida que puede acarrearle problemas emocionales y sociales.
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